El gobierno cubano ha reaccionado a la antigua usanza contra la decisión del pelotero César Prieto de abandonar el equipo Cuba, tras su llegada a Estados Unidos; montando una perreta absurda, cuando promociona el alquiler de jugadores a ligas extranjeras y promueve visitas de cubanos en Grandes Ligas, como Yoenis Céspedes, Pito Abreu, Yasiel Puig, Alexei Ramirez, Brayan Peña, José Ariel Contreras y Aroldis Chapman
Los dos Gourriel también abandonaron la selección nacional, casualmente en República Dominicana, territorio preferido por los scout de grandes ligas para hacerlos pasar un temporada y después lanzarlo en la Gran Carpa, previos acuerdos con la MLB y Antonio Castro Soto del Valle, que siempre ha defendido la comercialización del talento beisbolero cubano, sin penalizarlos ideológica y migratoriamente.
¿Cómo llegaron dos hijos de Victor Mesa a Grandes Ligas? Todo apunta a que fue una iniciativa de su padre, con el visto bueno de Castro Soto del Valle.
Con tales antecedentes, carece de sentido el totalitario comunicado de la Federación Cubana de Béisbol (FCB) sobre la decisión de César Prieto y el corretaje de los segurosos en Palm Beach, sede del torneo preolímpico, para quitar los teléfonos móviles al resto de jugadores.
¿Qué manera tan absurda de castigar a los que no han abandonado la disciplina del equipo nacional? La represión solo convence al indeciso de que Cuba no tiene remedio mientras impere el estilo de hace 62 años y desanima al pelotero que no prevé jugar en Grandes Ligas.
César Prieto solo quiere probarse en el mejor béisbol del mundo y, si lo consigue, mejorar su vida y la de su familia; pero algo tan obvio resulta incomprensible para el comunismo verde olivo que sigue poseído por la creencia ritual de que solo una minoría está legitimada para explotar a médicos, maestros, militares, marinos mercantes y deportistas.
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