Cuba está cerrando una de los peores zafras de su historia, con una caída de más del 35% de su producción, según cifras del gobierno, que tendrá dificultades para satisfacer la demanda interna y un convenio con China, e insiste en culpar al embargo norteamericano de su dulce fracaso.
José Carlos Santos Ferrer, vicepresidente primero de la empresa Azcuba, atribuyó al embargo norteamericano que las siembras de caña de azúcar recibieran el 40 % del fertilizante y el 30 % de los herbicidas previstos, déficit a los que sumó el del 50 % del combustible , lo que impactará en más de un 35 % en la producción final, pronosticó.
Pero Santos jugó al despiste en el periódico “Granma” y pese a revelar que la caída de la producción final de azúcar, será de más de un 35% evitó precisar cuál era la previsión, fijada en un millón doscientas mil toneladas, al inicio de la cosecha azucarera por el gobierno cubano.
Tomando en cuenta este dato, la producción azucarera cubana sería de unas 780 mil toneladas; pero -en el mismo texto- “Granma” desliza otra cifra distinta, al asegurar que “hasta el 30 de abril (…) se produjo el 68 % del azúcar previsto, que serían 816 mil toneladas.
Cualquiera de las dos cifras citadas representan una de las peores zafras de Cuba, y apenas alcanzará para cubrir la demanda interna, unas 700 mil toneladas y un acuerdo de exportación con China de 400 mil kilogramos al año, según cifras gubernamentales.
En años precedentes, Cuba tuvo que comprar a Francia 40.000 toneladas de azúcar de remolacha, según datos de “FranceAgriMer”, la dependencia estatal francesa de productos de la agricultura y del mar.
La escasez de dinero y combustible, roturas industriales de la maquinaria agrícola y el transporte, y la humedad en los campos repercutieron negativamente en la zafra azucarera cubana, afectada solo en un 2 % por la pandemia de coronavirus, precisó Santos.
La falta de combustibles provocó una parálisis de 18 mil horas productivas, equivalentes a tener cerrados 33 centrales durante 23 días, precisó el vicepresidente primero de Azcuba, un dato relevante porque en la actual zafra azucarera solo participan 38 ingenios, incluidos 12 que comenzaron a moler más tarde de lo previsto por falta de dinero y humedad excesiva en los suelos.
Al no tener la garantía de los recursos necesarios para las reparaciones de los centrales, hubo que buscar otras alternativas para recuperar laminados, tuberías, válvulas y otros insumos en plantas paralizadas hace varios años, reconoció Santos.
Embargo y omisión
Cuba no puede utilizar el dólar estadounidense en las transacciones financieras internacionales, o tener cuentas en esa moneda en bancos de terceros países, circunstancias que implica un riesgo y un costo cambiario permanentes, ya que el producto es cotizado en dólares estadounidenses, aseguró el vicepresidente primero de Azcuba, dolido por la “imposibilidad de entregar el azúcar cubano en la Bolsa de Nueva York” y obligada a la búsqueda de otros mercados.
Santos omitió la Bolsa de Londres, donde la tonelada de azúcar cotizó este martes a casi 680 dólares norteamericanos, previendo un alza a futuro del 14% y ciudad en la que Cuba posee un banco, el Havana International Bank (Havin Bank), desde 1977, cuando lo fundaron Julio Imperatori y José Soberón, por orden de Fidel Castro y puede operar libremente con divisas como la Libra esterlina y el Euro.
Francisco Sugar Company, una azucarera de Estados Unidos con dueños de origen cubano, demandó, en una corte de Miami, a ASR Group International, Inc., con sede en West Palm Beach, por el supuesto envío de azúcar hecha en Cuba al Reino Unido y amparada en la ley Helms-Burton, que considera “tráfico” las actividades que comprometan bienes confiscados por el Gobierno cubano tras la revolución de 1959, trascendió este martes.
Los demandados son el cubano americano Alfonso Fanjul y sus hermanos, dueños de la refinería y comercializadora de azúcar más grande del mundo, opositores históricos al régimen comunista, exiliados en Estados Unidos y propietarios del central más grande en República Dominicana.
ASR señaló que es “falso” que hayan comprado azúcar en Cuba, en una declaración publicada por el Consejo Comercial y Económico cubano-estadounidense, que subrayó que los registros públicos muestran claramente que el envío de azúcar cubano a Londres fue realizado por una empresa que no tiene relación alguna con el conglomerado acusado y la familia Fanjul.
“La familia Fanjul, como muchos cubanoamericanos, lo perdió todo como resultado del régimen de Castro. Acusar falsamente a los Fanjul o cualquiera de sus empresas afiliadas de violar el embargo con Cuba es ofensivo, más aun viniendo de compatriotas cubanos”, subrayó la nota.
Luz por biomasa y mala siembra
Pese a ello, hasta el 30 de abril se produjeron, además 400 mil 407 Megawatts/hora (Mwh), a partir del consumo de biomasa, mientras que se le vendió a la Unión Eléctrica un excedente de 95 mil 164 Mwh, ahorrando a Cuba ocho mil 673,5 toneladas de diésel, detalló el vicepresidente primero de Azcuba.
También se produjeron 93 mil 734 toneladas de alimento animal, 330 mil 943 hectolitros de alcohol, 813 metros cúbicos de tableros de bagazo y 476 mil 332 litros de bioproductos, que Santos no precisó.
El Vicepresidente primero de Azcuba recordó la importancia de la siembra de caña, y de la fertilización y el cultivo, una vez acabada la zafra, para “contribuir con la disponibilidad de mayor volumen de materia prima en la venidera campaña”, pero sus reclamos parecen no tenido en cuenta, como reflejan los bajos niveles de cumplimiento ofrecidos por “Granma”.
Por ejemplo, el plan de roturación de tierras para la siembra de primavera marcha al 52%, pese a estar ya a mediados de mayo; las hectáreas ya sembradas y limpiadas alcanzan el 67% previsto.
Azúcar amargo
El impacto negativo en la industria azucarera se produjo a partir de 1991, con la desaparición de la URSS y de los acuerdos bilaterales, que garantizaban a Cuba, con el volumen de azúcar exportado a esos precios, la importación de prácticamente todo el petróleo, gran parte de los alimentos básicos y también una parte importante de los insumos para la industria azucarera, entre otros renglones, sostuvo la ya ex vicepresidenta de Azcuba, Iris Nocedo, en una ponencia de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés).
Nocedo alertó entonces que la caída de la producción en tres millones de toneladas (1993) y de los precios (1998-1999), exigían a la agroindustria cubana, “recuperar la utilización de su capacidad instalada en los centrales en busca de calidad, estabilidad y eficiencia y, a la vez, requiere diversificarse, para evitar el alto costo social que implicaría cualquier otra alternativa”.
En el caso de Cuba la agro industria azucarera es la primera del país, y aunque el turismo y otras alternativas de producción han crecido de forma acelerada, continúa siendo la mejor alternativa dentro del sector agrícola, tanto por nuestras condiciones naturales, como por la tradición y la cultura azucarera del país y la existencia de mercados que tradicionalmente han recibido el azúcar cubana y donde sigue siendo bien recibida, advirtió la experta.
Nocedo se mostraba esperanzada, en 1999, con un reordenamiento de la agroindustria, en “busca de la competitividad que nos permita adaptarnos a las condiciones realmente difíciles que se prevén en el mercado azucarero” en los próximos periodos, preservando a la vez la capacidad de la industria de continuar siendo el principal polo de desarrollo socioeconómico de Cuba, en las áreas rurales.
Pero el entonces presidente Fidel Castro no leyó la ponencia de Iris Nocedo o no compartió su visión porque en 2002 ordenó la destrucción de la industria azucarera, afirmando que el “azúcar es la ruina de Cuba”, y desmanteló 100 de los 156 centrales, al tiempo que redujo los cañaverales de dos millones de hectáreas a 750 mil; pese a que el precio del azúcar comenzaba a remontar en el mercado mundial, al punto de que, ocho años después, alcanzó 31 centavos la libra, el más alto en varios años.
Los años siguientes fueron de reducción notable de la producción azucarera, achacada al embargo norteamericano y el clima y con leves menciones a deficiencias operacionales en la industria y los cañaverales, ausentismo, problemas con el transporte, bajos salarios, negligencia y apatía laboral generalizada, además de bajos rendimientos cañeros e industriales.
En los últimos años, Cuba no ha conseguido producir siquiera 1,3 millones de toneladas y la prensa oficial ha ido reduciendo sus espacios dedicados a la zafra, en proporción a la reducción de los índices de siembra, corte, molienda y producción de azúcar y sus derivados.
Las autoridades del sector instaron a realizar “una zafra eficiente”, con la participación gradual de 44 ingenios azucareros y el objetivo de superar la cosecha anterior, cuando se produjo 1,3 millones de toneladas, un 13% por debajo de lo planificado.
Cuba fue uno de los grandes productores mundiales de azúcar, con más de siete millones de toneladas anuales, pero la baja eficiencia agroindustrial, el tiempo muerto industrial, falta de fuerza laboral, no entrada a tiempo de aseguramientos e incidencia del clima, han reducido las producciones hasta por debajo del millón de toneladas, como reconoce la prensa oficial.
Azcuba, fundada en 2011, es un grupo estatal que sustituyó al Ministerio del Azúcar, y asumió, entre sus principales funciones por la producción de azúcar, derivados y electricidad, según la Gaceta Oficial, que catalogó su actvidad de gran importancia para el desarrollo económico Cuba.
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