Cuba quiere suspender hasta 2022 el pago de su deuda con el Club de París, con la esperanza de beneficiarse de la misma tolerancia que el G-20 concedió a numerosos países africanos. El viceprimer ministro Ricardo Cabrisas escribió al grupo de 14 países acreedores de Cuba, principalmente europeos (Francia, España, Reino Unido, Italia) y que también incluye a Japón, Australia y Canadá.
En su misiva, pide “una moratoria para 2019, 2020 y 2021, y volver a pagar en el 2022”, según confirmaron fuentes diplomáticas. Este acuerdo con el Club de París es crucial para el gobierno de la isla, cuya deuda con esos 14 países ya fue renegociada en 2015, resultando en la cancelación de $8.500 de los $11.100 millones de dólares acumulados.
Afectada por los retrasos en la reforma de su sistema económico de corte soviético, Cuba ya había pedido a inicios de este año una primera moratoria para la deuda de 2019, y se había comprometido a pagar a más tardar a finales de mayo de 2020.
Lamentablemente, no solo los globalistas miembros del G-20 han sufrido consecuencias económicas como resultado de la “pandemia” del coronavirus. Países como Cuba avizoran un futuro económico bastante incierto.
El turismo, su mayor motor económico, cerró sus fronteras y no admite más visitantes extranjeros desde el 24 de marzo pasado. Más de un tercio de los empresarios privados en Cuba y casi 200.000 trabajadores se han visto afectados, según un estudio realizado por la consultora Auge.
Las remesas de cubanos residentes en el extranjero a sus familiares en la isla constituyen un de $3.500 millones de dólares anuales que amenazan con desaparecer bajo las presiones del embargo comercial sobre la isla que limita las transacciones comerciales con entidades turísticas en manos de organizaciones militares en Cuba.
Por otro lado, la exportación de “Médicos cubanos” sufrió un duro golpe con el “retorno” de más de 9.000 médicos provenientes de Brasil y Bolivia. El reciente envío de brigadas médicas a 24 países para ayudar contra el coronavirus no representa una suma significativa para compensar esta pérdida de ingresos.
Para este año, la Comisión Económica para América Latina (Cepal) pronosticó una caída del PIB cubano del 3,7%. La isla, que importa el 80% de lo que consume, recortó un 75% las importaciones en el primer trimestre falta de divisas para pagarlas. La situación empeora la escasez de alimentos y alarga las colas en los mercados, ya recurrentes.
La isla espera aprovechar una indulgencia del Club de París en busca de un respiro, semejante al que proporcionó el G20, que suspendió por un año el servicio de la deuda de los países más pobres, incluidos cuarenta países Africanos África. El Banco Mundial y el FMI han prometido estar al lado de los países frágiles. Pero Cuba no forma parte de ninguno de los dos organismos.
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