Estudiantes becados de la Universidad de Camagüey “Ignacio Agramonte” protagonizaron una protesta masiva en la tarde-noche de este martes por los continuos y prolongados apagones y la consiguiente falta de agua en el recinto.
Tras más de diez horas sin suministro eléctrico -lo que afecta el bombeo de agua hacia la zona- los estudiantes optaron por salir de sus albergues a última hora de la tarde para expresar su descontento con cacerolazos y a gritos de “¡pongan la corriente, ping*!” y “¡agua y corriente!”.
Múltiples videos compartidos en redes sociales mostraron a varias decenas de estudiantes agrupados en diferentes zonas de la institución demandando el restablecimiento de los servicios.
El vicerrector primero, Julio Madera Quintana, y otras autoridades de la universidad acudieron al lugar a dialogar con los estudiantes y en torno a las 11 de la noche la protesta se había apaciguado.
Horas después de la manifestación de descontento, la revista estudiantil Alma Mater dio cuenta del hecho en Facebook, aunque trató lo sucedido en términos edulcorados. De acuerdo con el relato de la publicación oficialista, la “concentración se produjo con la finalidad de ejecutar reclamos ante problemáticas en la infraestructura y condiciones desfavorables en la residencia estudiantil”.
“Los motivos están relacionados con reiteradas afectaciones al servicio eléctrico y la falta de agua. Al momento del hecho, los estudiantes llevaban un tiempo sin corriente en la instalación”, añadió Alma Mater.
El periodista José Raúl Gallego, quien se desempeñó como profesor durante varios en la Universidad de Camagüey, explicó en una publicación en Facebook que -tal como en la mayoría de las becas cubanas- los estudiantes universitarios agramontinos “viven en condiciones bastante deplorables: ventanas amarradas con sogas a las literas, salideros, mala iluminación, falta de transporte, colchones y literas en muy mal estado, unas pocas horas de agua al día, alimentación pésima y les impiden tener en los cuartos hornillas eléctricas porque cuando las conectan el cableado se sobrecarga y se va la luz”.
“Protestar es un derecho y si hubo un sector que protestó y de manera fuerte por mejoras en el país, hasta 1959, esos fueron los estudiantes”, agregó Gallego, quien instó a los estudiantes a denunciar cualquier represalia que tomen con ellos tras las protestas.
“Que no se quede callado, que lo haga público, que se comunique con los medios independientes, que denuncie con nombre y apellidos desde sus redes sociales y no va a estar solo. Y sus compañeros, que cierren filas, que nos los abandonen, que con todos no pueden”, manifestó también Gallego, quien agregó que las citadas vicisitudes son el precio que tienen que pagar los estudiantes cubanos por una “educación gratuita”.
Tras la amplia difusión de los videos de la protesta, profesores y dirigentes de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) compartieron publicaciones en las que dijeron que la sede estaba “en calma” tras mantener un diálogo con los alumnos.
Heinier Lian Carvajo Baxter, miembro del Buró Político e Ideológico UJC en Camagüey hizo varias publicaciones a última hora de la noche afirmando que en la Universidad no ocurría nada irregular, y que los estudiantes estaban en sus “actividades previstas en horario nocturno”.
En diversos comentarios en redes sociales los estudiantes camagüeyanos argumentaron que lo sucedido fue la gota que colmó el vaso tras una situación que se ha extendido por varias jornadas. Explican que por estos días se les exige que participen en los Juegos Taínos, un evento deportivo que demanda esfuerzo físico. Sin embargo, al retornar a los albergues se encuentran con que no hay electricidad ni agua.
“Realmente es una falta de respeto que nosotros los estudiantes becados tengamos que acudir a otros lugares fuera de la residencia para poder bañarnos o simplemente lavarnos la boca porque no tenemos agua para poder hacer lo cotidiano. Perdemos tiempo y el tiempo perdido es oro, tiempo en el que no podremos estudiar”, comentó una de las jóvenes afectadas.
“Estamos pidiendo vivir con más dignidad. Yo soy testigo de las 15 horas sin corriente y los días sin agua, hoy incluso ni para tomar”, reclamaba otra.
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