La empresa estatal Unión Eléctrica de Cuba ha anunciado que se espera un corte de energía eléctrica en casi el 23% del país durante el horario de mayor consumo, en la tarde-noche del martes. El aumento en la demanda debido al consumo de ventiladores y aires acondicionados en los hogares ha contribuido a este déficit energético.
La capacidad de generación eléctrica prevista para el martes es de 2.277 MW, mientras que la demanda máxima será de 2.860 MW. El déficit entre oferta y demanda será de 583 MW, y la afectación real ascenderá a 653 MW.
Las interrupciones en el servicio eléctrico en Cuba se han convertido en un problema recurrente y han afectado significativamente la vida cotidiana de los ciudadanos.
El mes pasado, las interrupciones en el servicio eléctrico superaron el 10% de afectación, después de que se produjeran cuatro grandes fallas en cables de alta tensión del sistema eléctrico. A pesar de esto, no se alcanzaron los niveles de 2022, cuando los cortes de energía eléctrica en algunas regiones del país superaron las 12 horas al día.
La situación del sistema eléctrico nacional es precaria, como se evidenció el año pasado, cuando los apagones diarios duraban hasta 12 horas en algunas regiones y, en ocasiones, afectaban a casi el 40% del país. La antigüedad de las ocho plantas termoeléctricas terrestres, que tienen un promedio de uso de más de 30 años, la falta de inversiones y el déficit de combustible son algunas de las causas de la situación actual.
El régimen de Miguel Díaz-Canel en Cuba ha intentado enfrentar la crisis programando tareas de mantenimiento en los primeros meses del año para afrontar en mejores condiciones julio y agosto, el periodo de mayor demanda. Además, ha rentado ocho plantas eléctricas flotantes en los últimos años para generar energía. Sin embargo, estos esfuerzos no han sido suficientes para satisfacer la demanda energética del país.
Los cortes en el suministro eléctrico en Cuba también tienen un impacto negativo en la crisis económica que afecta al país, la cual se ha agravado en los últimos años. La escasez de energía eléctrica y de combustible afecta a la producción y a la distribución de bienes y servicios, lo que contribuye a la falta de oferta y a la inflación en los precios. Esta situación también genera descontento social y afecta negativamente la calidad de vida de los cubanos.
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